Recuerdo aquella noche de sábado, hastiado perdí mi vista en el danzarín elixir carmesí de mi copa, le otorgué toda mi atención y olvidé lo que acontecía a mi alrededor, me alejé del pomposo baile de desconocidas figuras que pululaban por doquier. Soñé medio despierto guiado de la mano de la soledad. Entonces mi reflejo turbio se vio acompañado del rostro de un sonriente ángel, su mano rozó la mía y me aparté de la columna en la que me apoyaba. La danzarina copa flotó y se quebró en mil brillantes pedazos esparciendo su contenido… a quien le importaba eso ahora.
Cogió mi mano y la situó sobre su cintura, las suyas rodearon mi cuello para abrazarse tras él. Se acercó a mi y sentí su cuerpo y en aquel instante la música llegó hasta mí. Me dejé llevar, mi pie, sordo ante el ritmo de la orquesta trastabilló y pisó su pequeño zapato. Ella sonrió y me agarró con más fuerza, sus pasos guiaron mis torpes intentos por encauzar aquel vals de manera decente, pero mi ineptitud en estas lides le estaba costando un dolor de pies que ocultaba bajo un rostro radiante. Traté de pedir perdón, pero su índice calló mis labios y su mano cerró mis ojos. Su melosa voz susurró a mi oído:”Baila, baila como si no hubiese nadie más en este mundo.”
Jamás he vuelto a bailar con alguien como lo hice aquel día, tampoco he vuelto a ver a aquel ángel que se me apareció en sueños.
Cogió mi mano y la situó sobre su cintura, las suyas rodearon mi cuello para abrazarse tras él. Se acercó a mi y sentí su cuerpo y en aquel instante la música llegó hasta mí. Me dejé llevar, mi pie, sordo ante el ritmo de la orquesta trastabilló y pisó su pequeño zapato. Ella sonrió y me agarró con más fuerza, sus pasos guiaron mis torpes intentos por encauzar aquel vals de manera decente, pero mi ineptitud en estas lides le estaba costando un dolor de pies que ocultaba bajo un rostro radiante. Traté de pedir perdón, pero su índice calló mis labios y su mano cerró mis ojos. Su melosa voz susurró a mi oído:”Baila, baila como si no hubiese nadie más en este mundo.”
Jamás he vuelto a bailar con alguien como lo hice aquel día, tampoco he vuelto a ver a aquel ángel que se me apareció en sueños.
Como siempre, me gustan mucho tus escritos, tienen ese lenguaje danzarín, descriptivo y poético que enriquece cualquier narración.
ResponderEliminarUn saludo.
Tiene fuerza. Es descriptivo. Al leerlo, se ve. Un saludo
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